martes, 12 de agosto de 2008

Otras Corrientes Del Rock

Desde finales de los años sesenta el rock no ha dejado de aportar variantes y novedades respecto a las corrientes pioneras, hasta el punto de que resulta imposible su enumeración y ha perdido vigencia el planteamiento crítico según el cual un estilo se identificaba en función de una influencia dominante en un periodo de tiempo concreto. Ello no se halla en contradicción con el hecho de que, con frecuencia por derroteros trágicos, el rock haya generado una galería de mitos cuya influencia se deja sentir como un punto de referencia fundamental, como ocurre al evocar las figuras de Bessie Smith; del guitarra Jimi Hendrix; Keith Moon, de The Who; John Bonham, de Led Zeppelin; Bon Scott de AC/DC; Jim Morrison, de The Doors; Freddie Mercury, de Queen; Ian Curtis, de Joy Division; Phil Lynott, de Thin Lizzy; Steve Clark de Def Leppard; Johnny Thunders, de The Heartbreakers; el ex beatle John Lennon; Sid Vicious, de Sex Pistols, entre muchos otros. Pero a medida que se ha prolongado la historia del rock, se han multiplicado sus formas y orientaciones, muy a menudo mediante artificios comerciales, la recuperación de antiguas esencias, la reelaboración de viejos sonidos y la ampliación de los ámbitos de acción de las bandas.




The Rolling Stones


El ansia por imprimir un cambio radical a las formas de vida, a través del rock and roll, quedó de manifiesto con la aparición en escena de The Rolling Stones, nombre tomado de un tema de Muddy Waters. Se presentaron en público el 12 de julio de 1962 en el Marquee de Londres, cuando todavía sus componentes eran una formación insegura. Representaban, entre los reducidos círculos en que se desenvolvían en sus principios, la esperanza británica del rhythm and blues británico y blanco y en poco tiempo lograron celebridad como áspera respuesta, procedente de la marginalidad, a la beatlemanía.

No obstante, sería absurdo aceptar esta visión de la historia del rock, pues según acreditados testimonios (entre ellos los de un ayudante del manager de The Beatles), los líderes de la banda, Keith Richards y Mick Jagger solicitaron en 1963, por la vía de la amistad, una composición a sus directos rivales: el esbozo compuesto en un rato por McCartney y John Lennon se convertiría, según los mismos testimonios, en el tema 'I Wanna be Your Man', que algunos consideran el primer el primer éxito de los Stones.

Los medios de comunicación británicos, sin embargo, insistirían en esta confrontación, que al parecer se agudizaría a finales de los sesenta: todos los temas del álbum Aftermath (1966) pertenecían a los miembros de la banda —a la sazón Richards, Jagger, Brian Jones, Bill Wyman, Charlie Watts e Ian Stewart—, marcando un momento de asombrosa madurez y personalidad propia. A partir del año siguiente se inicia la leyenda negra de los Stones, con las detenciones de Jones, Jagger y Richards acusados de posesión de estupefacientes. Al tiempo en que se edita Beggar's Banquet, Jones abandona la banda: es junio de1969 y al cabo de un mes se hallaría su cadáver en la piscina de su residencia privada. En ese mismo año se producen otros incidentes durante la gira que la banda emprende por Estados Unidos, destacando la tragedia de Altamont (California) cuando mientras Jagger canta su polémico tema 'Sympathy for Devil', un miembro del servicio de seguridad del concierto, perteneciente a la banda de motoristas Ángeles del Infierno, apuñala a un espectador exaltado, que moriría a causa de las heridas.

El alejamiento de los Stones respecto al público se prolongaría durante años, aun cuando no dejaran de editar álbumes: el que daría fama mundial al diseño del emblema de la banda, realizado por Andy Warhol a costa de los abultados labios de Jagger, Sticky Fingers (1970). Otros álbumes fundamentales en la extensa discografía de la banda, que ronda el medio centenar de álbumes oficiales, serían: Exile on Main Street (1972), It´s Only Rock and Roll (1974), Some Girls (1976), Black and Blue (1976), Tattoo You (1981), Dirty Work (1986) o Vodoo Lunge (1995).


The Beatles


Desde principios de los sesenta el factor más destacado en el panorama del rock estriba en lo que ha venido en denominarse la 'respuesta británica', expresión que engloba las numerosas formas en que los músicos ingleses asumieron las rutilantes novedades procedentes de Estados Unidos.

La aparición de The Beatles en 1962, tras diversas intentonas previas para formar una banda estable, estimuladas por el inquieto John Winston Lennon (tuvo nombres como The Quarrymen o Johnny and the Moondogs, 1956-1959; Long John and the Silver Beatles, 1960; Beat Brothers o The Cavern, 1961, y The Silver Beatles, 1962) a quien secundaban de una forma regular Paul McCartney y George Harrison y con menor frecuencia el bajista Stu Sutcliffe y el batería Pete Best, supuso el germen de la 'revolución británica del rock'. Estos jóvenes de Liverpool realizaron diversas giras por Escocia y Alemania, grabaciones como grupo de apoyo de figuras de segunda categoría, hasta hallar en Brian Epstein al productor idóneo e idílico que llevará su carrera al estrellato.

A partir de ese momento, guiados por Epstein, con un nuevo y potente batería llamado Ringo Starr, graban en los dos años siguientes más de 60 temas. El punto de partida es 'Love me Do', del que se venden más de 10.000 copias. El paso siguiente será el cine, de la mano del realizador Richard Lester (Qué noche la de aquel día, 1964 y Help!, 1965), en un tono muy distinto al que caracterizó la variable y populista carrera de Elvis en este campo. Es a través de las películas y de la denominada 'beatlemanía' que recorre el mundo, que la suma de individualidades que cristaliza en la banda se diversifica: Lennon actúa como líder conciso pero agresivo tras su aspecto tímido e intelectual; Harrison es el inquieto del conjunto, interesado por el country y el orientalismo; el feo Ringo Starr es el desenfadado, un juerguista que descarga su fuerza en el escenario; Paul McCartney, atraído por el mercado discográfico —o quizá fascinado— no oculta su interés por componer temas estándar, en consonancia con las demandas del público adolescente, visibles en las listas comerciales. Son cuatro mundos muy distintos que acabarán por tomar rumbos divergentes.

En 1964 el poeta beat Allen Ginsberg declarará que "la conciencia universal de la humanidad se encuentra ahora en Liverpool". El éxito de los cuatro jóvenes británicos trajeados de negro y con característico flequillo —nombrados en 1965 caballeros de la Orden del Imperio Británico— es absoluto y desborda a los componentes de la banda más allá de 1966, en que una vez que han triunfado en Estados Unidos, actúan juntos por última vez en San Francisco y se despiden de los escenarios. En 1967, tras una época de intensa dedicación a doctrinas orientales y sus primeras experiencias con LSD, realizan en 'Revolver' una versión musical del Libro de los Muertos ('Tomorrow Never Knows') y publican su celebérrimo 'Yellow Submarine', pero en pleno éxito de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, donde empleaban en sus composiciones música electrónica y cantaban letras emblemáticas ('Lucy in the Sky with Diamonds' es la más famosa de sus composiciones psiquedélicas), la muerte de Epstein coincide con el estallido de las diferencias intestinas de la banda, que emprende al cabo de un año la aventura de la productora Apple, concebida para apoyar en diferentes campos artísticos (cine, ropa, música) la revolución pop de la que The Beatles se sentían portadores privilegiados. Apple fue cerrada en 1969, anticipando dos años la ruptura definitiva de los componentes de la banda, cuyos integrantes emprendieron a partir de 1971 caminos en solitario, con distinta fortuna.

lunes, 11 de agosto de 2008

Daños Psicológicos


Si tan graves son los efectos fisiológicos, más aún los efectos psicológicos. No hay quien se someta impunemente durante un tiempo prolongado a la influencia despersonalizadora del rock que no sufra traumatismos psicológicos afectivos profundos. Nos basta con enumerar diez que se repiten casi siempre en los análisis médicos y psiquiatricos de los doctores Mc Raferty, Gramby Bline, Barnard Saibel, Walter Woight, así como Frank Garlock, Tom Alleny otros diversos trabajos:


1º Modificación de las reacciones emotivas que van de la frustración a la violencia incontrolable.

2º Pérdida del control, tanto consciente como reflejo, de las capacidades de concentración.

3º Disminución considerable del control de la voluntad sobre los impulsos subconscientes.

4º Sobreexcitación neuro-sensorial que produce euforia, sugestividad, histeria e incluso alucinación.

5º Trastornos serios de la memoria, de las funciones cerebrales y de la coordinación neuro-muscular.

6º Estado hipnótico o cataléptico que convierte a la persona en una especie de zombi o de robot.

7º Estado depresivo que va desde la neurosis hasta la psicosis, sobre todo cuando se combinan música y droga.

8º Tendencias suicidas en homicidas acrecentadas con la audición cotidiana y prolongada de la música rock.

9º Auto mutilación, auto inmolación y auto castigo, sobre todo en las grandes concentraciones.

10º Impulsos irresistibles de destrucción, de vandalismo y de levantamiento de descontentos, después de conciertos y de festivales de rock.

Daños Fisicos



Numerosos estudios han sido emprendidos para evaluar los diversos efectos de la música rock, además de graves traumatismos de oídos, vista, columna vertebral, sistema endocrino y sistema nervioso de los oyentes asiduos a este tipo de música. Bob Larson y un equipo médico de Cleveland han revelado varios síntomas convincentes en más de 200 pacientes.

Esta música puede tener efectos y consecuencias físicas asombrosas: cambios en el pulso y la respiración, secreción acrecentada de las glándulas endocrinas, en particular la glándula pituitaria que regula los procesos vitales en el organismo. Cuando aumenta la música la laringe se contrae, cuando baja se distiende.

El metabolismo de base y el porcentaje de azúcar en la sangre se modifican a lo largo de la audición. Se puede entonces pensar en “jugar” con el organismo humano como se toca un instrumento musical y de hecho ciertos compositores de música se propusieron manipular el cerebro provocando un corto circuito en las facultades conscientes tal como hace la droga.

El rito predominante del rock y del pop condiciona primero el cuerpo y luego estimula ciertas funciones hormonales del sistema endocrino.

Estos efectos aumentan con la intensidad de la música. Más allá de 80 decibeles el efecto es desagradable, a más de 90 se vuelve perjudicial.

Ahora bien, en los conciertos rock se ha medido de 106 a 108 decibeles en el centro de la sala y 120 cerca de la orquesta; los especialistas también descubren en los jóvenes problemas de audición propios de los adultos de más de 50 años, así como un aumento inquietante de enfermedades cardio vasculares o problemas de equilibrio.

En cuanto a la vista la necesidad de iluminación especial y la utilización de rayos láser han producido daños irreversibles en los ojos de algunos participantes.

El profesor Paul Zenier, de la universidad de Purdue, explica: “ciertas discotecas están equipadas con efectos láser. Si el rayo penetra en el ojo puede producir una quemadura en la retina con formación de una mancha ciega y permanente. Además los rayos de luz animada que aparecen al ritmo de la música, producen vértigo, náuseas y fenómenos alucinantes”.

En el plano sexual, el equipo médico de Bob Larson afirma categóricamente: “Las vibraciones de baja frecuencia, debidas a la amplificación de la guitarra baja, a las cuales se les agrega en el efecto repetitivo del beat, producen un efecto considerable sobre el líquido cerebro espinal. A su vez, este líquido afecta directamente la glándula pituitaria que regula la secreción de hormonas.

El resultado global es un desequilibrio de las hormonas sexuales y suprarrenales, así como de un cambio radical de la tasa de insulina en la sangre, de manera que las diversas funciones de control de las inhibiciones morales caen por debajo de lo tolerante o están por debajo de lo tolerante o están completamente neutralizados”.

Daños Morales Del Rock


Las consecuencias de la audición de la música Rock se centra en cinco temas capitales: el sexo, la droga, la rebelión, la falsa religión y la influencia diabólica.

La inteligencia, la voluntad, y la conciencia moral sufren tal ataque por todos los sentidos que sus capacidades de discernimiento y de resistencia disminuyen en gran medida, incluso a veces se neutralizan. En este estado de confusión moral y mental la vía queda completamente abierta a la liberación más violenta de los impulsos contenidos, tales como el odio, la ira, la envidia, la venganza y la sexualidad.

Además, las vedettes rock se convierten, no sólo en modelos a imitar, sino también en ídolos a adorar. Este hechizo de carácter idólatra tuvo consecuencias macabras, tales como el fenómeno de las groupies (las jóvenes que entregan totalmente a sus ídolos para satisfacer todos sus caprichos sexuales).

Hubo suicidios provocados por la muerte de una vedette preferida y algunos asesinatos de los cuales es el más famoso el de John Lennon por su admirador Mark David Chapman.

domingo, 10 de agosto de 2008

La consagración a Satanás


Más de diez pruebas establecen claramente que las grandes estrellas del rock'n'roll han consagrado a Satanás libremente y por propia voluntad. Règimbal menciona tres casos irrefutables: el de Alice Cooper, cuyo verdadero nombre es Vincent Fournier (su testimonio es más que elocuente: “Hace algunos años fui a una sesión de espiritismo donde Norman Buekley suplicó que el espíritu se hiciera oír. El espíritu se manifestó por fin y me habló. Me prometió, a mí y a mi grupo de música, la gloria, la dominación del mundo con la música rock y la riqueza en abundancia. Lo único que me pidió en cambio era entregarle mi cuerpo para que ese espíritu tomara posesión de mí. A cambio de la posesión de mi cuerpo, me hice célebre a través del mundo entero. Para hacer esto tomé el nombre con el cual “el” se había identificado en la sesión. Así, pues soy reconocido mundialmente. Ustedes ya conocen ese nombre Alice Cooper”). El segundo caso es el de Mick Jagger de los Rollings Stones, quien se consagró a Satanás bajo la influencia de dos brujas: Marianne Faithfuil y de Anit Pallenberg. El tercer caso es el de Ozzy Cisburne del grupo Black Sabbath, quien ha confesado que nunca ha compuesto una canción sin estar en estado de trance.
Teniendo esto en cuenta no es asombroso que se deje sentir una influencia demoníaca entre el auditorio bajo las formas que siguen: -La irritabilidad -El espíritu de rebelión -Un lenguaje obsceno -Propuestas blasfemas - Tendencias suicidas.